lunes, junio 05, 2006

LA IGLESIA CATOLICA ACONSEJA ANTES QUE NADA VISITAR A UN MEDICO
Exorcismo, un fenómeno que crece en los EE.UU.


La Arquidiócesis de Chicago designó a un exorcista por primera vez en sus 160 años de historia
  • Y la Diócesis de Nueva York ya tiene cuatro especialistas


  • JOHN W. FOUNTAIN. The New York Times. Especial para Clarín

    Aún en los inicios del siglo XXI, hay quienes sostienen que existen demonios que atormentan y se manifiestan con convulsiones violentas a través de la gente que logran poseer. Espíritus malvados, dicen, que pueden apoderarse de las personas y hacerse oír en idiomas extranjeros.

    Esa creencia llevó a la Arquidiócesis de Chicago a designar, el año pasado, un exorcista por primera vez en sus 160 años de historia. Por la misma razón, el reverendo Bob Larson, un predicador evangelista que dirige un ministerio sobre exorcismo en Denver, ofrecerá una conferencia sobre Libertad espiritual en Chicago en enero próximo.

    Larson que tiene 40 "equipos de exorcismo" en Estados Unidos, dice que su objetivo es que "nadie esté a más de un día de distancia de una ciudad en la que pueda encontrar un exorcista. No hay por qué alarmarse. Está en la Biblia. Cristo lo enseñó".

    Según aseguran los expertos, la cantidad de exorcistas y exorcismos aumentó en Estados Unidos en los últimos 10 años. Mientras que la Arquidiócesis de Chicago tiene un exorcista oficial, la Diócesis de la ciudad de Nueva York tiene cuatro, entre ellos el reverendo James LeBar, su principal exorcista. En cambio, la Arquidiócesis de Chicago no reveló la identidad de su exorcista, para mantener la privacidad de quienes buscan sus servicios.

    "Es un fenómeno que crece" dijo Michael Cuneo, sociólogo de la Fordham University. Cuneo habla de una "red subterránea" de exorcistas que suman alrededor de 100 y de una "asombrosa variedad de exorcismos que se están llevando a cabo".

    Además de los exorcismos católico-romanos, una cantidad desconocida de ceremonias de limpieza espiritual son practicadas por curas no aprobados por la Iglesia y por ministros evangélicos y carismáticos episcopales, explicó Cuneo, que pasó dos años estudiando el tema y dijo haber presenciado más de 50 rituales de este tipo.

    Entre los factores que estimulan el incremento de los exorcismos, dicen los expertos, está la creencia por parte de algunos de que el mal cada vez abunda más en el mundo.

    En los años 60, dijo Cuneo, "el exorcismo había desaparecido en Estados Unidos. Era un fantasma en extinción". Y agregó que "la gente no corría a que le expulsaran los demonios". Pero en 1973, la película El exorcista cambió el panorama. La película, que se acaba de reestrenar, dio lugar a una ola de filmes relacionados con la posesión del demonio y el satanismo. Para mediados de los 80, hubo una proliferación de exorcismos practicados por protestantes evangélicos, dijo Cuneo.

    Según algunos expertos, la gente que busca el exorcismo ya agotó los medios convencionales de aliviar un torbellino interior que los perturbó durante tiempo y, por lo general, exhiben un comportamiento violento o anormal. La Iglesia Católica Romana exige que un médico descarte la existencia de un problema médico o psicológico antes de considerar el exorcismo.

    Toda esa gente que está "tan herida y quebrada, ya sea por adición a la droga o por un abuso sexual serio, es gente increíblemente desesperada que no tiene otro lugar adonde recurrir", dijo Larson.

    En un exorcismo, el exorcista invoca el nombre de Cristo, bendice a la persona poseída, recita pasajes bíblicos y le ordena al espíritu del mal alejarse. Cuneo dijo que la mayoría de los exorcismos no son una cuestión privada entre cura y paciente. "Aquí hay seres queridos y un grupo de apoyo; la gente reza por uno y uno pasa a ser el centro de atención", dijo. El exorcismo "puede provocar llanto y gritos, a veces la gente se tira al piso, se arranca el cabello, la ropa, regurgita, y hasta se golpea".

    "Hay personas que hicieron terapia", dijo Larson. "Recibieron atención médica y nada solucionó su problema. No les decimos que esto se soluciona fácilmente. Lo que les decimos es que si uno tiene un demonio, todas las modalidades de terapia lo van a llevar hasta ahí. No pasarán ese obstáculo que le impide a uno llegar a cualquier parte".

    En enero de 1999, el Vaticano emitió un rito católico de exorcismo actualizado por primera vez desde 1614, donde reafirmaba, esencialmente, que Satanás existe. Las nuevas reglas exigen que los exorcistas aprobados por la iglesia consulten con la medicina moderna y descarten la posibilidad de un desorden mental o físico.

    Un exorcismo practicado en la Iglesia Católica Romana debe estar aprobado por un obispo y sólo una cantidad relativamente pequeña de casos investigados, en realidad, terminan en un exorcismo pleno. De hecho, la semana pasada, el Vaticano dio a conocer nuevas normas destinadas a frenar los exorcismos no autorizados, diciendo que los exorcismos deben adherir al rito actualizado emitido el año pasado.

    "Podría ser perjudicial hacer un exorcismo prematuramente", dijo el reverendo Robert Barron, un teólogo de la Arquidiócesis de Chicago. "Uno siempre agota las posibilidades médicas, fisiológicas, psicológicas y psiquiátricas y sólo después se alienta la posibilidad de practicar un exorcismo".

    "Enfrentar el demonio es un trabajo desagradable", dijo Larson. "El demonio es desagradable. El mal es desagradable. Cuando uno llega a lo que yo llamo mal extremo en estado puro, la situación no es agradable".

    Traducción de Claudia Martínez.

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